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viernes, 17 de junio de 2011

Afterworld (capítulo 4)



CAPÍTULO 4: “DELONDRE”

… Nunca había visto morir a nadie, GLEN WILKINS fue el primero, difícil de admitir pero entendí por qué se suicidó y entonces comprendí lo fácil que fue identificarme con él; cuando mi hija KITZY nació experimenté de primera mano lo que es la alegría, el milagro de la vida; con la muerte de GLEN fue frialdad, absoluta frialdad; todos pendemos de un hilo y de alguna forma la manera como vivimos nos vuelve pesados, por eso en esta desconocida pérdida sentí que caería, no había forma de escapar a la soledad…

…donde fuera todo me recordaba lo que había perdido: “EL FIN DE TODO ESTÁ A LA MANO”…muy extraño pero todo alrededor me invitaba al suicidio; no era la tecnología lo que extrañaba: teléfonos, televisiones, computadoras, era la conexión con el resto del mundo, no había sustitutos para la interacción humana: la dicha, las preguntas, las penas; la vida es para compartirse e intercambiar, nunca más me había sentido tan solo…

…nunca antes había padecido de DEPRESIÓN, pero conocía personas que si y había cosas que podría hacer para solucionarlo. Alguien había roto las ventanas y no eran las pisadas de GLEN, me hizo pensar:

¿CUÁLES SON LAS POSIBILIDADES DE QUE EN BILLONES DE PERSONAS SOLO DOS SOBREVIVIERAN EN LA MISMA CALLE DE LA MISMA CIUDAD DE NEW YORK?… esta vez no iba a esperar que alguien me encontrara, yo los iba a buscar, no me importaba cuánto tardara, no me iba a rendir, no iba a terminar como GLEN; tener un propósito, una meta me hizo sentir vivo otra vez, es asombroso lo que algo de esperanza puede llegar a hacer, ese es el mejor antidepresivo que existe. ..

…comencé a llenar las calles de avisos buscando el contacto humano de otros sobrevivientes al “DESPLOME”… los carteles decían:

“SOY UN SOBREVIVIENTE!… POR FAVOR BUSCÓ OTROS SOBREVIVIENTES… DEJEN SUS MENSAJES SOBRE EL ESCRITORIO EN LA RECEPCIÓN DEL HOTEL REGIO, QUINTA AVENIDA EN LA CALLE QUINTA… LES QUEDARÉ AGRADECIDO… RUSSELL SHOEMAKER…”

…para el final del día me sentí tan bien que decidí celebrar con la botella más cara de champaña que pudiera encontrar, rompí el vidrio de una lujosa y solitaria tienda de vinos…”CRASH”… y de repente apareció una mujer de uniforme sobre un caballo: su nombre era DELONDRE VENTS, oficial DELONDRE VENTS quien en tono amable me dijo:

“TRANQUILO NO TE LASTIMARÉ”…

CONTINUARÁ…

 
Continuará...

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